¿Cuáles son los retos para una trabajadora sexual Transgénero?

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¿Cuáles son los retos para una trabajadora sexual Transgénero?

Ser trabajadora sexual transgénero está lejos de ser fácil. Las personas transgénero enfrentan muchos desafíos en su búsqueda de empleo, relación con la familia y casa, y la buena salud mental. Sin embargo, algunos de los mayores desafíos a los que se enfrentan las trabajadoras sexuales transgénero provienen de la discriminación y la violencia que se derivan de sus identidades transgénero.

En los Estados Unidos, se estima que alrededor del 30 por ciento de las trabajadoras sexuales transgénero, especialmente las mujeres transgénero (una vez asignadas al sexo masculino en el nacimiento), son víctimas de violencia sexual. Esto incluye todas las formas de violencia física, como el abuso físico, el robo, el estupro y el abuso sexual. Estas personas también están en un riesgo mucho mayor de enfrentarse a la violencia verbal, amenazas, extorsión, acoso y racismo.

Además de la violencia, las trabajadoras sexuales transgénero enfrentan numerosos desafíos legales. En muchos países, la prostitución es ilegal, por lo que las trabajadoras sexuales se enfrentan a cargos y una condena que impactarían no solo su empleo y sus relaciones familiares, sino también a su salud mental. Algunas personas transgénero también pueden encontrarse con problemas legales al intentar usar su nombre autentico para conseguir empleo o incluso al buscar refugio.

Las trabajadoras sexuales también enfrentan la discriminación en diferentes ámbitos. Por ejemplo, pueden tener dificultades para encontrar trabajo en otros campos, ya que su género y su historial pueden limitar sus oportunidades. También hay muchos casos en los que las trabajadoras sexuales son objeto de discriminación y acoso por parte de clientes y otros empleados en el lugar de trabajo. Esto se debe en parte a los estereotipos sociales sobre quienes son, lo que hacen, y la forma en que se visten.

Por último, muchas personas transgénero tienen dificultades para tener acceso a los servicios de salud. Esto incluye el acceso a un médico de a bordo y a la atención médica integral, especialmente la atención de salud mental y la atención sanitaria relacionada con el VIH. Estos desafíos a menudo se enfrentan en los hospitales de los Estados Unidos por la discriminación directa o por el hecho de que los proveedores médicos no están preparados para tratar a los pacientes transgénero.

prostituta  es una de las mayores preocupaciones para las trabajadoras sexuales transgénero, ya que estas personas enfrentan la violencia y el abuso de los clientes. La ley de igualdad de los Estados Unidos criminaliza la discriminación, el acoso y el maltrato por motivos de género, pero estas personas a menudo se enfrentan a estas conductas incluso en lugares donde la ley se aplica. Esto ha hecho que sean vulnerables a todo, desde el abuso de poder por parte de clientes hasta la violencia de la policía.

Otro desafío que enfrentan las trabajadoras sexuales transgénero es el acceso a la educación y las oportunidades profesionales. Muchos estudios han encontrado que las personas transgénero tienden a tener un menor nivel educativo, lo que les dificulta la búsqueda de un buen empleo y los acerca al trabajo sexual. Además, en algunos países, la edad legal para realizar trabajos sexuales puede ser demasiado baja, lo que pone a los menores transgénero en una posición vulnerable y los expone a los abusos de los clientes.

Por último, aunque existen algunos programas y recursos para las trabajadoras sexuales transgénero, hay un gran déficit en el apoyo económico y de otro tipo. Muchas personas transgénero no tienen acceso a la asistencia básica, el alojamiento, la alimentación y otros servicios. Estas personas a menudo tienen que recurrir al trabajo sexual como última opción para la supervivencia, lo que puede ser una experiencia aterradora para aquellos sin la experiencia y las habilidades adecuadas.

Para las trabajadoras sexuales transgénero, los desafíos normativos, legales, educativos, económicos y sociales son evidentes. Estas personas corren un alto riesgo de sufrir discriminación, acoso, maltrato y violencia, además de limitaciones económicas. La única forma de contribuir a mejorar la situación de ellas es brindarles acceso a la educación, los recursos y la atención que tanto necesitan.